Te has ido de mi lado y sin saber por qué te echo de menos... Siempre deseé este momento y, ahora que no te tengo, desearía que no hubiera ocurrido. Siempre soñé que un día sería libre, sin ataduras, sin miedos, sin mentiras, sin ti... pero no de esta manera. Tendida en el suelo repaso una y otra vez todo lo que ha ocurrido durante una vida, aunque quizá me mienta y solo haya pasado durante unos pocos minutos. Charlábamos tranquilamente hasta que algo te molestó y, como tantas otras veces, contestaste con un empujón esperando a que te diera la razón, a que me callara y acatara tus órdenes, pero esta vez no ocurrió. Me enfrenté a ti y eso fue mi perdición... o quizá la tuya. Recibí muchos más golpes que otras veces pero por una vez, tú también recibiste tu parte. Te di toda la rabia que había acumulado durante tantos años, durante todas las noches de miedo y sufrimiento que pasé a tu lado, hasta que pararon los golpes y te vi tendido en el suelo, a mi lado.
Llorando me acerco a ti, te llamo, te abrazo pero tú ya no me contestas... Me levanto, poco a poco, para coger el teléfono y pedir una ambulancia pero el espejo me muestra una imagen que nunca había visto y que ahora me asusta. De mis ojos caen lágrimas de sangre por mi, por mi dolor y por mi libertad... Sí, te sigo echando de menos pero, con cada número que marco, ese sentimiento se va convirtiendo en felicidad.

"Dedicado a ellas"